jueves, 29 de enero de 2009

Estábamos en la misma fiesta, nos presentaron, su cara me resultaba familiar pero no caía en quién era. Cada uno seguimos por nuestro lado, en la comida nos mirábamos discretamente de reojo. empezamos a bailar, beber... Nos pusimos a hablar durante toda la noche, la fiesta acabo pero seguimos la fiesta yéndonos de bares hasta la madrugada. era una noche lluviosa, me acompaño a casa y nos despedimos.
Al día siguiente estuve pensando todo el día en el, de que me conocía, todo lo que hablamos, porqué no me convenía...
El día de navidad, mi madre me pregunto si me sonaba el número de un mensaje felicitándome. Yo deseaba que fuera él pero dudaba que fuera el anfitrión de la fiesta en vez de él. Cuando estábamos en el coche me decidí y llamé, qué sorpresa cuando escuché su voz, el oleaje de la playa, su risa alegre y contándome como consiguió "mi número". Desde ese día nos escribimos o hablamos todos los días y he visto lo activo que es, viajero, extrovertido y lo bien que sabe escuchar y me hace reír. Cada día le conozco un poco más y me parece que he echo bien en no hacer caso al que me dijo que no me convenía.